Qué debes mirar antes de comprar una furgoneta camper de segunda mano

Qué debes mirar antes de comprar una furgoneta camper de segunda mano

Según Aseicar (Asociación Española de la Industria y Comercio del Caravaning), el mercado de las autocaravanas y furgonetas camper ha subido un 120% en los últimos cinco años con unas cifras que alcanzan las 180 matriculaciones al mes de furgonetas camper.

Pero si las camper nuevas se están moviendo, también hay un mercado cada vez más vivo de unidades usadas. Como la idea de viajar en furgoneta con la casa a cuestas es de lo más apetecible, vamos a hacer un repaso sobre qué debemos mirar a la hora de buscar una furgoneta camper de segunda mano.

Elegir el tamaño apropiado

Una de las claves antes de hacernos con una furgoneta camper es pensar en qué tipo de uso vamos a hacer de ella, qué estilo de viaje nos gusta y qué requisitos mínimos vamos a tener del vehículo a la hora de elegir qué comprar. Eso determinará el tamaño apropiado y así podremos clasificar a las furgonetas camper en tres grupos:

Compactas: furgonetas con bases pequeñas como las Ford Tourneo, Volkswagen Caddy o Citroën Berlingo.
Medias: el semento intermedio ha sido desde el nacimiento de la fiebre camper el más nutrido y donde podemos encontrar más opciones. Desde las incombustibles Volkswagen Transporter, California o Multivan con su vigencia incombustible hasta los formatos más modernos como las Citroën Spacetourer y sus homólogas de Peugeot o Toyota, pasando por las Renault Trafic/Nissan Primastar/Opel Vivaro.
Gran volumen: el segmento más ambicioso de las camper puede llegar a rivalizar con las autocaravanas por su tamaño amplio, ya sea con adaptaciones sobre base Mercedes-Benz Sprinter o Iveco Daily hasta propuestas de fábrica como la Volkswagen Grand California con base de Crafter.

Teniendo este esquema como punto de partida habrá que escoger el formato que se adapte a nuestras premisas (y presupuesto, claro). Para explicarlo vamos a poner unos ejemplos rápidos.

Aquellas personas que viajen solas o en pareja, con escapadas esporádias pero muy activas, frecuentes, cortas (de fin de semana) y en un radio cercano-medio para realizar actividades como escalada y que sólo usen la furgoneta para dormir, comer y poco más pueden escoger una camper compacta. Consumo bajo, viajando con lo mínimo y habitando poco tiempo en su interior, pero que también se pueda usar entre semana como un coche de diario.

Para pasar unas vacaciones un matrimonio con dos hijos que ya de por sí van a necesitar al menos dos camas y cuatro asientos homologados para viajar, que van a cocinar dentro, que necesiten tener un baño completo y que necesiten poder moverse en el interior del vehículo con cierta comodidad para esos días de lluvia en los que no se puede salir de excursión, la elección sería una camper de gran volumen.

Entre medias se situarían las camper medias, adaptables a diferentes estilos de uso y que son aptas para un público muy amplio siempre y cuando el público se adapte a las limitaciones: más grandes que un turismo pero sin demasiado espacio, no poder ponerse de pie (salvo en los casos con techo elevado o elevable), renunciar a elementos como un baño completo…

Tanto equipamiento como comodidades queramos tener

Cuando ya tenemos definido el tipo de furgoneta camper que queremos, toca ver qué hay en su interior. En el mercado de segunda mano podemos encontrarnos desde furgonetas camperizadas por la mínima (con una cama desmontable o fija) o auténticas casas rodantes.

Volvemos a lo mismo: tenemos que ver qué vamos a valorar positivamente y qué no vamos a necesitar. Cama, batería secundaria, calefacción estática, placa solar, nevera, inversor, depósitos de agua, inodoro, ducha cerrada, WiFi, antena de televisión… El mundo camper tiene posibilidades casi infinitas pero hay comodidades que no son necesarias o de las que podemos o queremos prescindir para desconectar al máximo.

Siempre se puede viajar con lo mínimo, pero hay elementos que son más o menos imprescindibles para cualquier usuario que quiera viajar con un mínimo de comodidad: cama desmontable, batería secundaria, nevera y placa solar.

Otro elemento importante puede ser la calefacción estática que funciona quemando combustible directamente del depósito de la furgoneta sin que el motor esté arrancado, pueden tener programador con termostato y equipadas con un kit de altura para un funcionamiento apropiado en lo alto de una montaña. Su precio elevado (en torno a los 1.000 euros) es su mayor hándicap.

En cualquier caso habrá que revisar que todo el equipamiento esté bien instalado, con el cableado o las conexiones en buen estado y sin fugas, y sobre todo que las instalaciones eléctricas estén bien pasadas por cajas de fusibles para garantizar la seguridad. Ya si está todo el cableado ordenado y etiquetado será ideal a la hora de detectar averías futuras y denotará el nivel de mimo con el que se ha realizado.

Aislamiento, panelados y recovecos

Por debajo de las instalaciones o lo bonita que pueda estar una camper revestida en madera habrá que revisar (en la medida de lo posible) que lo que no se ve esté en buen estado.

Lo ideal es que los panelados y el mobiliario interior estén realizados con madera hidrófuga como el contrachapado marino o fenólico para evitar su deformación con la humedad y una mayor durabilidad, además de aligerar el peso con respecto a los tableros de aglomerado o de madera maciza.

Pero debajo de los panelados nos podemos encontrar sorpresas desagradables, y la que más nos debe preocupar es que haya moho bajo los paneles. Por eso tendremos que buscar indicativos de que se haya podido acumular humedad bajo los paneles, ya sea desmontando alguna pieza de la furgoneta como los estribos de plástico, levantando algún panel accesible o buscando huellas de ‘charcos’ en las esquinas del mobiliario.

Algo que en ocasiones se descuida pero que (al menos para mí) es muy importante es el aislamiento que queda entre el panelado a la vista por el interior y la chapa de la carrocería. Los aislantes de siete o nueve capas o el kayflex de 1 o 2 cm son los mejores materiales para aislar térmica (y en menor medida acústicamente) el interior, y marcará la diferencia entre una camper confortable térmicamente o en la que nos podemos cocer o congelar.

Mecánica para viajar sin preocupaciones

Siendo un vehículo que vamos a utilizar para viajar habrá que fijarse en que el apartado mecánico esté en correcto orden de revista. Así deberemos revisar que en el vano motor no haya filtraciones, ni pérdidas de aceite, ni ruidos raros.

Para detectar que haya sido un vehículo bien cuidado y sin meternos en comprobaciones complicadas, podemos mirar la cantidad y calidad de los líquidos: que el aceite esté en el nivel adecuado y no parezca demasiado usado. Lo mismo con el refrigerante.

Otro punto que podemos revisar metiéndonos un poco por debajo de la furgoneta es que los frenos estén en buen estado, que no haya golpes en la ‘panza’ y que todo parezca en orden en los esquemas de suspensión, transmisión y dirección. Al fin y al cabo no dejan de ser vehículos que mueven bastante peso y a veces por terrenos complicados.

Todo en ficha técnica (si es necesario)

Una gran diferencia entre una buena camper y una casera (entiéndase el comentario, no tiene por qué ser mala necesariamente) es su legalidad.

Hay furgonetas camper que no necesitan añadir nada a su ficha técnica. Mientras no haya modificaciones de relevancia o elementos que hayan sido anclados al chasis, no será necesario homologar nada. Esto se consigue con módulos desmontables para la cama que se despliegan sobre los asientos traseros plegados y que en su parte inferior pueden dejar hueco a una nevera, una ducha o una pequeña cocina.

En el extremo opuesto están las furgonetas de gran volumen altamente modificadas en las que tras añadir mobiliario interior, cocina, placa solar, ventanas, variación en el número de plazas o cualquier otro elemento, tendremos que pasar un proceso de homologación para incluirlo todo en la ficha técnica y no tener que desmontar nada a la hora de pasar la ITV, o que podamos reclamar sus daños al seguro en caso de accidente.

 

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